Si no aplaudes todas las decisiones (sin rechistar, eso si) del poder establecido en esta Cataluña del 2020 es porque eres un nacionalista español, o aún peor, un falso cosmopolita (ojo al concepto, falso cosmopolita) que no ve más allá de sus narices. Y no les sacarás de ahí: te han calado. Dices que eres cosmopolita pero en realidad eres un 'españolista'.
Puede que a ustedes les pasme ver que el término 'cosmopolita' se haya convertido en un insulto para el imaginario nacionalista, cuando yo que provengo de una tradición de izquierda internacionalista y cosmopolita pues era todo un halago. ¡Pero qué equivocado estaba! Cosmopolita, ¿Eh? Sinónimo de 'Español', que es a su vez equivalente a 'franquista'. Cosmopolita, ¿Eh? Eufemismo de fascista. ¡Cosmopolita, que eres un cosmopolita!. Como el que dice ¡Facha, que eres un facha!
Actualmente en Cataluña el patriotismo es el opio del pueblo. Pocos son los que se atreven a cuestionarlo. Y si lo haces, el régimen (lo que tenemos en esta querida tierra desde hace unos cuarenta años es un régimen, no una sucesión de gobiernos democráticos) te tildará de españolista. De nada te servirá aducir que tú te sientes catalán y español a secas, que la terminación en 'ista' te da grima, que se puede ser español sin ser españolista y catalán sin ser catalanista. Español sin ser españolista y catalán sin ser catalanista. Tan sencillo y tan difícil de entender para los obtusos.
Ahora parece que la cosa está tranquila, están dialogando o a punto de dialogar, pero recordemos que hasta hace poco nuestros barrios se habían llenado de banderas. Básicamente, de senyeras y sobre todo de esteladas, esas esteladas copiadas de la enseña cubana, como la ikurriña hizo de la Union Jack, en homenaje, sin duda, a la estrecha relación de catalanes y negros cubanos en los barcos de esclavos del pasado.
Ya se sabe que el roce hace el cariño.
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