Como todo ser humano hay situaciones o conversaciones en las que te encuentras fuera de lugar. Puede ser porque el tema de la conversación no te interese lo más mínimo o porque sea un tema del que no tienes ni idea.
En este último caso tienes que limitarte a decir que sí, que sí ligeramente con la cabeza pareciendo que estas enterándose de todo y que además lo compartes. Lo bueno de la conversación de la que no te estás enterando de nada es que tampoco hace falta que intervengas demasiado en la conversación porque en realidad no vas a intervenir nada.
Siempre está el sabelotodo que habla de manera compulsiva demostrando sus enormes conocimientos y que además convierte en un monólogo o un discurso lo que en principio era una conversación.
Algo parecido me sucede a mí cuando hablo con las madres de las compañeras del cole de mi hija pequeña. En nuestras conversaciones (escasas) las mamis empiezan a relatar lo complicado que es organizarse con sus niñas y las actividades extraescolares.
En estas conversaciones yo no puedo decir ni mu, no por ignorancia, sino porque debo de ser la única humana en el mundo (o de las poquitas) que no llevo a mi hija a ninguna extraescolar.
Cuando yo era pequeña e iba al cole no recuerdo que nadie fuera a extraescolares. Bueno, alguien podría hacer alguna actividad, pero centrada más en el fin de semana. En cuanto se acaban las clases todos nos ibamos para casita a hacer los deberes, ducha y algo de tele (cuando dejaban, claro) porque antes solo habia una televisión para toda la familia y no habian teléfonos móviles.
Ahora no. El niño o niña sale del cole y tiene que ir a las extraescolares que sus papás han decidido que son las mejores para ellos.
Pero alucino, cuando no es una, dos o tres actividades extraescolares. Pueden ser hasta más. Y es entonces cuando las mamás dicen estar 'estresadas' por ello, y más imagínate cuando tienen más de un hijo.
En las conversaciones con las madres éstas argumentan que es un descanso que sus hijos hagan extraescolares porque así tienen más margen para poder recogerles más tarde en el caso de que las hagan en el colegio.
Las mamás que apuntan a actividades extraescolares a sus peques fuera del cole lo hacen porque consideran básico, muy básico, que sus hijos hagan actividades complementarias a todo aquello que ya hacen en el colegio.
Como os digo debo de ser de las pocas mamás que recoge a la salida del cole a su hija y va directamente para casita. Y los motivos son varios.
A la hora de la matriculación de tus hijos en un colegio te dan la lista de actividades extras que puedes realizar fuera del horario escolar. Hace un par de cursos se me ocurrió apuntar a mi peque a ballet. Hubo que comprarle tutú, las mallas, las zapatillas y además comprárselas donde te decía el colegio. No, no en cualquier tienda, no. Justo en la que decía el colegio.
El conjuntito salió por una pasta. Cuando preguntaba a mi peque que tal él ballet la respuesta era que no habían hecho mucho de ballet porque vienen muchas niñas en clase estaban todas hablando no oyen la música ni a la profesora. La decisión fue: Fuera de ballet.
Pero lo realmente importante y lo que me obliga a no llevar a mi hija a ninguna actividad extraescolar son los precios, abusivos, de estas actividades. Es una barbaridad.
Me encantaría que mi hija estudiara violín o piano pero, como digo, mi economía no me lo permite.
Vale, mi hija prefiere estudiar trompeta, (lo digo en serio) pero es que precio sigue siendo el mismo. Sintiéndolo mucho seguiré recogiendo a mi hija a la hora de la salida de clase, y derechita a casa, que si cuando sea mayor quiere aprender algo extra, que se lo pague ella.
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