La economía ha ejercido y está ejerciendo una influencia importante en la política actual, pero cuando se habla de temas económicos puede hacerse de una forma rigurosa o echándole mucha imaginación, que de hecho es lo que mas vende.
Podréis comprobar que políticos como Trump, Nigel Farage (lider del Brexit) entre otros, en sus primeras intervenciones que hacen en sus debates, el tema primero es el económico. La forma de exponerlo, la contundencia de sus palabras y en ocasiones la agresividad y el tono verbal hace que te creas de entrada lo que está diciendo y además, ante esta dureza, los contrincantes políticos que le acompañan se ven, en la mayoría de ocasiones, con poca capacidad de reacción.
El utilizar el engaño económico como argumento para un fin determinado lo vemos perfectamente en dos casos: El Brexit y la petición de independencia en Cataluña. A las pocas horas del resultado de las votaciones del Brexit, Nigel Farage reconoció que seria muy difícil cumplir con aquellas premisas económicas que le hicieron ganar las elecciones. Durante su campaña a favor del Brexit aseguró que todo aquél dinero que el Reino Unido derivava a la Unión Europea ahora quedaria en casa. Como he dicho anteriormente, a las pocas horas de resultado de la votación se desdijo de esta afirmación, y aseguró que todo formaba parte de propaganda política.
Y ahora hablemos de Cataluña. Y paso directamente a hablar de Junqueras y Artur Mas, porque prefiero obviar al personaje que empezó a plantar la semillita del separatismo: Jordi Pujol. Ah, y no olvidemos a su esposa, la Ferrusola. Estos nuevos actores de la escena política catalana insistían que el déficit de nuestra sanidad y de nuestra educación eran por culpa del "Estado Español". Nos insistían en hacer ver que existía un expolio fiscal en Cataluña y el unir este supuestos expolio fiscal a la situación de crisis que vivíamos hace unos años presentó el escenario perfecto para considerar, para ellos, que la solución para el bienestar económico de Cataluña era la independencia. Ante el discurso más moderado que en un principio presentaba el señor Mas apareció un Junqueras fuertemente combativo.
Este bajo perfil de Mas y el miedo a quedarse tras Junqueras hizo que Mas se uniera también a la causa independentista. Puigdemont sustituyó a Mas y el discurso de este quiso ser todavía más agresivo que el de Junqueras, si era posible: ir siempre un paso por delante de él. Pero si hablamos de radicales aquí tenemos a otro personaje: Quim Torrar. Y todo este grupito de amigos seguían con el mismo mensaje: "España nos roba". He dicho "España" ¿Eh? y no Pujol, que igual no he vocalizado bién.
Para conseguir embaucar a los catalanes Junqueras en su argumentario económico repetía, repetía y repetía la cifra de dieciseismil millones de euros que perdía Cataluña por culpa del "expolio fiscal del estado Español". Si tenéis alguna ocasión de obtener imágenes de algunos de los mítines que en su momento hacía Junqueras (porque ahora hace un tiempo que no hace ninguno, no sé donde debe estar Junqueras ahora, bueno. Da igual) Si las conseguís veréis que decía verdaderas barbaridades económicas y que por ello recibía aplausos y vítores. Es curioso que el exconsejero de economía Mas-Colell definiera que el déficit fiscal era el 5% del PIB catalán y no el 10% que aseguraba Junqueras. El mismo Mas-Colell aseguró que una hipotética independencia no traeria un excedente fiscal importante para Cataluña.
Pero las mentiras calan. "El gobierno español quiere asfixiar a Cataluña" "Se pretende que los catalanes sufran". "España nos roba la mitad de los impuestos que pagamos" etc, etc, etc.
Estos y otros mensajes repetidos hasta la saciedad se transforman en creíbles. ¿Cómo desmontarlos? Hacen falta buenos políticos, buenos periodistas, buenos economistas que tengan la capacidad y el conocimiento suficiente para plantarse ante Cataluña Radio, ante TV3 y en donde sea. Que se expliquen las cosas tal cual son. El problema es que ya hay mucha gente envenenada y revertir la situación va a ser misión difícil.
Como veréis hoy he decidido sacar un poquito de partido de mi condición de política y de economista.
Bueno. No está mal hacerlo de vez en cuando.
|