La alegría de tropezar

Miguel Del Amo 19/02/2020 1095
Los gobiernos españoles tropiezan una y otra vez en su trato con el secesionismo
Tengo predilección por las palabras en otros idiomas que no tienen una traducción literal al castellano.
Un amigo mio me señaló recientemente una muy interesante: Kegemteraan, o algo así. Kegemteraan es en Malayo. En malayo significaría "la alegria de tropezar". El sentimiento simultáneo de placer y desconsuelo cuando sabes que has hecho algo que no deberías.
Curioso. Sabes que te equivocas pero lo sigues haciendo una y otra vez ya que te duele pero también lo disfrutas.
No hay ninguna palabra en nuestra lengua que signifique Kegemteraan. Pero un ejemplo seria el comportamiento repetido y constante de los gobiernos españoles frente al secesionismo catalán, desde Felipe González hasta Pedro Sánchez, pasando por todos los demás.
Ninguno se libra de haber alimentado a la bestia como si fuese a saciarse algún día esa bestia. Políticos sin empatía, incapaces de ponerse el la piel de los constitucionalistas catalanes, los que sufrimos cada dia, los que clamamos al vacío, los que añoramos la presencia constante del estado en nuestra comunidad autónoma. Gerifaltes cortoplacistas alzando la mirada como mucho a cuatro años vista, carentes de dotes de estadistas, cómplices de innumerables políticos catalanes que han encontrado en el sentimentalismo patriótico la forma de ocultar años de mala gestión y corrupción endémica.
Y la cosa no va a en este caso de izquierdas, derechas o centros. Es cuestión de de políticos que llegan al poder no para mejorar España. Únicamente quieren la poltrona para estar, para permanecer, porque si les importa se España no arriesgarían constantemente su existencia.
La mayoría catalanes que pesar del número siempre estamos en el bando perdedor (somos más, pero siempre perdemos) seguimos aquí desde nuestra Aquilea, ese lugar mitológico asediado y defendido en desventaja, dejados al albur del mediocre de turno que ocupe la Generalitat, presidentes que vienen a Cataluña como si fuesen líderes extranjeros, con promesas de cocapitalidad, como si a esas alturas eso calmase el ansia del que lo quiere todo.
La alegria de tropezar una y otra vez, una y otra vez, hasta que ya no exista comunidad autónoma sobre la que tropezarse ni España que merezca seguir llamándose España.
En malayo Kegemteraan. En nuestra lengua común, simplemente, el pan de cada dia. Legislatura tras legislatura hasta el precipicio.
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