En estos dias suelo recordar con cierta sorna las típicas frases de 'me he enamorado a simple vista' o 'me he enamorado en cuanto nuestras miradas se cruzaron' o 'fué mirarle o mirarle o mirarla a los ojos..' y toda la cursileria que cada uno le quiere añadir.
Y es que en el momento actual enamorarte de unos labios carnosos, o de una sonrisa sensual, de una dentadura perfecta.. pues resulta bastante complicado.
¿Cómo puedo saber como es el rostro de una persona sí sólo puedo verle los ojos?
Las mascarillas ya son parte de nuestra indumentaria habitual y aunque hoy por hoy todos nos hemos acostumbrado a llevarla, los primeros dias éramos muchos los que nos la olvidábamos y salimos a la calle sin ella. Bueno, y tengo que decir que a ní aún me sigue pasando.
¿A quién no le ha pasado que habiéndose olvidado la mascarilla sin darse cuenta, ha entrado en un comercio y la dependienta, muy amable (o no, porque hay de todo) te dice que no puedes entrar sin cubrirte la nariz y la boca. Pero lo que más rabia da es ir a coger el metro y ver cómo de repente todo el mundo que está en el andén se va alejando de ti mirándote con cara de miedo como si tuvieras la lepra. Es entonces cuando te das cuenta por ti mismo de tu olvido, o ya se encargará alguien, normalmente de malas maneras, de recordarte que no llevas puesta la mascarilla.
Este olvido sí que fastidia, porque ya estás dentro del metro y ya has pagado el billete. Y ahora te toca volver a casa, coger la dichosa mascarilla, volver a pagar el billete y llegar tarde allá dónde fueras.
Hubieron unos días en que la búsqueda de mascarillas por todas las farmacias de las ciudades se convirtió en el principal objetivo para muchas personas. Antes habían sido la búsqueda de guantes y la búsqueda del gel hidroalcohólico para la desinfección de manos. Largas, largas listas de espera en las farmacias. Precios astronómicos cuando las encontrabas. Y luego el tener que decidir entre las mascarillas.
Veamos: Las que eran reutilizables UNE 0065-2020 y las no reutilizables UNE 0064-2020, o las quirúrgicas, o las FFP2, o las FFP3. También como alternativa teníamos las que tenian el filtro renovable y las reutilizables de poliéster-algodón, algodón 100% o poliamida.
Pero ahora ¡ya no hay problema! Tenemos mascarillas para dar, vender y regalar. ¿En qué tienda no habeis visto que se vendan mascarillas?
Os puedo asegurar que a mi hija le compré una mascarilla de Minnie en una panadería que estaba dentro del mercado de Vilanova y la Geltrú. Según la dependienta estas mascarillas protegían muchisimo y además las habia hecho su cuñada a mano. Después de comprarle a la panadera la mascarilla no creí conveniente preguntarle por el nivel de protección de la misma. Pero solo os diré que en cuanto la lavé aquello dejó automáticamente de ser una mascarilla y pasó a ser un trozo de tela arrugado que a mí no me serviría ni para limpiarme las gafas.
La gente ha perdido el miedo al ridículo y se coloca la máscarilla que a priori le parece pues más divertida, la más original.. pero si me estás escuchando me gustaría deciros que os la colocarais y os mirarais al espejo antes de salir de casa. La mascarilla por sí sola puede ser muy chula, pero puesta en la cara, donde sólo se te ven los ojos, queda como una patada en el trasero. Pero también están las personas que tienen una colección de mascarillas en diversos tonos y colores, y según el outfit que ese día decidan llevar pues se colocarán una mascarilla u otra para que todos los tonos combinen.
Pero al final la pregunta es: ¿La gente cumple con las normas? ¿Cambian los filtros de la mascarilla cada dia? ¿Lavan con frecuencia aquellas que son lavables? ¿Usan un máximo de ocho horas las que son quirúrgicas?
Bueno, creo que todos sabemos la respuesta, así que quedémonos con que, si antes la cara era el espejo del alma, ahora para saber cómo alguien tiene el alma nos lo tendremos que imaginar, un poquito por su mirada y otra por el tipo de mascarilla que lleve.
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