Cuando los Romanos fundaban una ciudad cavaban un pequeño foso llamado mundus, y en él los jefes de las tribus que iban a constituir esta nueva ciudad iban depositando un puñado de tierra del suelo sagrado donde yacían su mayores. De este modo la nueva ciudad era también terra patrum, era patria.
La cuna de la civilización occidental floreció en terreno fértil y ahí es donde nacen las ciudades que ahora son cada vez más grandes. No es casualidad que la riqueza y el poder se distribuyeran como lo están ahora y no de otra manera. Un ejemplo de desigualdad entre lo urbano y lo rural: por ejemplo el año 2006 los ingresos medios de la china eran dos veces y media superior al de la china rural. La china urbana con la china rural, dos veces y media más, y casi se habían duplicado desde el año 1999.
España cada vez es menos rural. Casi el 50% de los municipios tiene menos de quinientos vecinos. El paro y el envejecimiento de la población amplian la brecha entre las ciudades y pueblos. Solo en el 2016, por poner un ejemplo, el país, España, perdió 67.374 habitantes y las capitales de provincia ganaron 14.000. Una gran nación necesita grandes capitales que tiren del carro, que sean el motor de la economía, que organicen actos de calado internacional.
Pero por densidad demográfica no tiene ningún sentido que gran parte del mapa nacional esté vacío.
Hay que fusionar pueblos, que se les ayude económicamente para ser viables y que sean más atractivos a emprendedores o a simples ciudadanos que quieren vivir de otra manera, de una manera alternativa.
Nuestros pueblos pueden tener un gran futuro, pero hay que ayudarles, para que tengan sanidad, para que tengan educación y trabajo, lo más cercano a sus domicilios que sea posible. O algo tan aparentemente frívolo como posibilidades de de encontrar pareja, que también es importante.
Menos pueblos, pero más grandes, y que sean apoyo y alternativa a las grandes metrópolis.
Hoy quería pensar un poquito en este espacio de radio sobre esa España vacía, esa España vaciada. Sobre ese Teruel que existe, y vaya si existe.
No, no. Las solución no es mirarnos el ombligo, que una determinada zona tenga más apoyo, sino hacer un plan nacional de fusión de municipios para que se pueda vivir alternativamente y se ocupe de nuestra piel de toro.