Un perfecto organigrama para incumplir

Eva Higueras 07/04/2020 745
Estos días de reclusión en casa me han hecho ver que mi fuerza de voluntad se ha limitado, todo lo contrario que lo sucedido con mi paciencia
Cuando se decretó que se cerraban las escuelas por motivos del coronavirus y se dijo que la medida afectaría las próximas dos semanas, todos los padres se pusieron las manos a la cabeza.
En aquellos dias las medidas de confinamiento aún no se habían exigido y la mayoria de los padres tenian que seguir con la rutina de ir a trabajar fuera de casa, aunque es cierto que algunos de ellos empezaron a trabajar desde casa para poder estar con sus hijos, aquellos que podian dejaban a sus hijos a cargo de los abuelos.
Desde luego éramos unos cuantos los que ya sabíamos que de quince días, nada. Y que esta medida de no tener colegio iba para largo. Como así ha sido.
En sus primeros días, aunque las medidas establecidas no lo aconsejaban, era muy frecuente ver a los abuelos paseando con sus nietos por la calle, jugando en los parques. ¿Y qué esperas que hagan los abuelos con los nietos en casa, si ya a los padres nos cuesta mantenerlos disciplinados, qué vas a decir de los abuelos??
Pero pasados un par de dias de esta medida escolar, pues venga, todos a casita, y cada niño con sus papás, con el alivio que eso ha llevado a muchos abuelos.
¿Y ahora qué? Por fortuna toda mi actividad laboral también ha quedado paralizada, así que mi primera medida fue hacer un organigrama de lo que iba a ser mi dia a dia.
Pues bién, mi día empezaba haciendo ejercicio en casa. Me levantaba prontito, me ponía ropa de deporte (pero más que nada para ponerme en el papel de deportista y motivarme) y ¡venga! flexiones, abdominales..
Como veréis mi experiencia deportiva la estoy explicando en pasado. Si bien los primeros días me levantaba prontito para ejercitarme, a medida que iban avanzando los dias iba alargando la hora de despertarme en el despertador.
Luego pasé de veinticinco flexiones y treinta abdominales a diez de cada una. Y si, el paso siguiente fue ya ni poner el despertador.
Siguiendo con mi organigrama una de mis rutinas era leer y escribir. Para poder centrarme en ello organizé un plan de actividades paralelas para mi peque, intentando que estuviera ocupada, y así yo también tener mi espacio.
Los primeros dias bien, pero pasados unos tres o cuatro días, estando concentrada en mi lectura oí unos pasitos que se acercaban a la habitación y seguidamente tocaban a la puerta.
Bien, ente las excusas más recurrentes eran: 'Mami, tengo hambre', 'Mami, hay una mosca en el comedor que me molesta', 'Mami, acompáñame al baño', 'Mami, cámbiame de canal', siendo el paso siguiente entrar directamente en la habitación y tirarse encima mío para jugar, acabando con el libro y las gafas por el suelo, así que el momento establecido para mi lectura pasó a ser el momento de ver Bob Esponja y Peppa Pig en la tele.
Siguiendo con mis propósitos, creí que estar en casa sin bares, restaurantes ni terracitas era la oportunidad perfecta para hacer régimen. ¡Pues hala! ¡También a la porra! Estoy cocinando como nunca lo habia hecho, pero no, nada de cosas light no..
Ya que se cocina, se cocinan los platos de la abuela, que necesitan más tiempo de elaboración.
O sea, pucheritos, caldos consistentes, unos macarrones con su buena carne picada.. y claro, ¿Cómo no hacer un aperitivito antes de comer? con su cervecita, patatas, olivitas..
Sí después de comer veo las noticias y coincide que en la tele ponen alguna larga e insustancial rueda de prensa de nuestros ministros, ministras, zoquetes, zoquetas, pues ya es como estar viendo el Tour de Francia: Te entra un sopor que es inevitable echar una cabecita.
Claro, que esta cabezadita dura lo que tarda mi hija en empezar a aburrirse. Pues nada: El resto de la tarde me pongo en el papel de profesora, y aunque lo hago muy a gusto se me hincha la vena del cuello cuando pienso que el colegio lo debo de seguir pagando durante el tiempo que los niños no asistían. Y la vena se me sigue hinchando cuando se rumorea que las clases lectivas han acabado ya para este curso.
Así que en este momento de incipiente cabreo prefiero cambiar mi chip mental, y pensar ¿Y que rico plato voy a cocinar esta noche?
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