Una de mis pasiones es la moda. Mi principal diversión cuando era pequeña era diseñar vestidos, y con el paso del tiempo además de ropa me he atrevido a diseñar zapatos. Me hubiera encantado poder estudiar diseño y estilismo, pero cuando yo tenia dieciocho años no era una opción muy viable, primero porque no existía una amplia oferta educativa al respecto como si que la hay ahora, y por qué nada más prestigio (entre comillas) hacer una carrera al uso.
Yo elegí económicas, y si, gracias a esta carrera he de decir que no me fueron mal las cosas, pero me pregunto: ¿Qué hubiera pasado si hubiera estudiado y me hubiera dedicado a mi gran pasión?
Del ocho al once de abril se ha celebrado en Madrid la Mercedes-Benz fashion week, la gran pasarela de moda en España. Estuve viendo el reportaje de algunos de los desfiles y como hacemos la mayoria de padres intentamos que aquello que nos gusta a nosotros también les guste a nuestros hijos.
Pues sí. con mi hija de siete años me puse a ver y a comentar los diseños. En un momento determinado mi hija me hizo una pregunta: 'Mamá, ¿por qué las modelos están tan tristes? ¡Si llevan unos vestidos preciosos! ¡Si señor! Queda demostrado que en mi hija predominan mis genes.
Llevo tiempo viendo como los desfiles de moda en la actualidad parecen un funeral. Pueden hacer una puesta en escena impresionante, los vestidos ser maravillosos.. pero ¿por qué desde hace unos años a las modelos se las obliga a desfilar sin una mínima sonrisa? Puedo entender que la modelo no puede quitarle protagonismo al diseño, ¡pero hombre, un poquito de alegría por favor!
Recordando y riéndome a la vez de la pregunta de mi hija, me ha venido a la mente que ya hace unos años me apunté a clases de risoterapia. Me apunte a clases pero sólo fui a una. Llegué a la clase de risoterapia y, en definitiva, tengo que empezar a reir con un grupo de personas que no conocía de nada. Mi experiencia personal fue la de sentirme ridícula teniendo que reírme de NADA, pero digo y repito que fue mi experiencia personal.
Dicen que tiene múltiples beneficios y que está demostrado. Según los estudios una sira profunda (pero la que es realmente verdadera) fortalece el corazón, ayuda a que se dilaten los vasos sanguíneos, mejora el proceso de la respiración, alivia el proceso de la digestión y al reirnos activamos cuatrocientos músculos en todo nuestro cuerpo. ¡Es fantástico!. Yo me quedo con esta risa, la verdadera, y sus beneficios. Es cierto que cuando tu estado de ánimo es de alegria, felicidad y optimismo se crea una predisposición más favorable para todo lo que vayas a realizar, incluso ya en la antigüedad se reconocía que esto favorecía la sanación y la curación del cuerpo humano ante ante las enfermedades.
Pues sí, hay que reirse en primer lugar de uno mismo y después de los demás, si hace falta. Pero con los tiempos que corren pongamos un poquito de alegría y una pequeña sonrisa a nuestro dia a día.
Aunque bueno, con la mascarilla tampoco se ve mucho si sonríes o no, la verdad.