Señoras y señores. Quiero anunciarles que hoy, después de muchos, pero que muchos meses sin hacerlo, por fin lo he conseguido. Sí. He ido al gimnasio. He ido al gimnasio y no sé cuándo voy a volver a ir.
Antes de la pandemia solía ir un dia si y un dia no al 'gym' (como le llaman ahora al gimnasio de toda la vida). Con la pandemia los cerraron, luego los volvieron a abrir y creo recordar que por entonces fuí un dia. Luego los volvieron a cerrar, y ahora no sé desde cuando están abiertos. De hecho me he dado cuenta de su reapertura cuando he visto el cargo de la cuota en mi cuenta bancaria.
La verdad es que me he acomodado a no hacer gimnasia y hoy me ha costado muchísimo hacerme a la idea de que la rutina del deporte era algo que tenia que retomar.
Muy bién. Llego al gym y lo primero es que por seguridad Covid me han cambiado el sistema de acceso. Si antes entraba con la huella dactilar ahora se entra con una pulserita. Pues nada, un cuarto de hora en recepción para que me programaran la pulserita. Entro en el vestuario y me encuentro unos puntos redondos y amarillos en el suelo donde se supone me debo colocar, nunca, nunca por favor fuera de ellos, para mantener la distancia de seguridad con otras clientas. Veo botellas de gel hidroalcohólico por todas partes y un cartel que me indica que antes y después del uso de la taquilla debo desinfectarla. Pues nada. Cojo papel y a desinfectar. Ya cambiadita con mi equipo de gimnasia (que por cierto, todavía me cabe) entre en la sala de fitness. ¡Madre del amor hermoso! ¡Aquello en una nave espacial! Paneles de metacrilato entre cada uno de los aparatos.. Bueno, donde fueres haz lo que vieres.
Me coloco en una cinta de correr y venga ¡A tope! De repente veo como (muy amablemente) uno de los monitores de la sala vine a advertirme que antes y después de la utilización de cada uno de los aparatos de sala debo desinfectarlos. Bien. Cojo papel, lo impregno en gel hidroalcohólico y desinfecto lo que yo puedo considerar que puede estar infectado en una cinta de correr. Cuando acabo mi media horita de esfuerzo vuelvo a limpiar aquello que yo podría haber infectado corriendo en la cinta y yendo con mascarilla. Después me he dirigido a otras tres o cuatro máquinas de musculación y en cada una de ellas he tenido que proceder al desinfectado antes y después de su uso.
Puedo decir que el gimnasio está más limpio que los chorros del oro. He dejado mi casa hecha un desastre priorizando mi salud y el ejercicio físico y resulta que en el gimnasio me he pasado más tiempo limpiando que haciendo lo que iba a hacer.
¿Pero es que nos hemos vuelto locos? Y encima hacer deporte con mascarillas, cuando han puesto mil mamparas de separación. ¡Es que me estaba ahogando! y con la mascara es muy difícil hacer deporte.
Bueno, cuando ya me he cansado de limpiar aparatos me voy al vestuario, me ducho y me coloco sobre el punto amarillo indicado en el suelo para cambiarme. Y ahí ya ha sido el remate a mi gran día deportivo, tengo la costumbre de ponerme crema hidratante en la cara, y yo os hago una pregunta ¿Alguien se pone las lentillas en los ojos con las gafas puestas? Pues ¿cómo me voy a poner crema hidratante en la cara con la mascarilla puesta? Pues una señora que me ha visto sin mascarilla cuando me aplicaba la crema se ha puesto como una energúmena diciéndome de todo.
Acabaré como he empezado: Señores y señoras, hoy he ido al gimnasio, pero creo que no volveré.
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