El aguante de los seguidores de Puigdemont es a prueba de bombas. Eso está claro.
De los creadores de "El lunes nos vemos todos en el despacho" llega ahora "El martes nos vemos en Estrasburgo". Y realmente todo quedaría en eso, en un jugoso chiste, de no ser por que el expresidente huido ha utilizado hasta dos veces fotografías sacadas de contexto para hacer creer a sus fieles que estaba donde no estaba. Y de no ser porque hasta dos veces les ha hecho vaciarse los bolsillos bajo cualquier pretexto. Y lo que queda. Pero veamos los cuatro casos más llamativos, que realmente son dos engaños, pero repetidos.
Primer engaño de la foto falsa: 30 de octubre de 2017:
La primera fotografía con la que Puigdemont timó a sus fieles era de las instalaciones del Palau de la Generalitat vistas desde un patio interior y acompañadas de un escueto "Bon día". Puigdemont había declarado la independencia cuatro días antes, despidiéndose de sus colegas de secesión con un "El lunes, todos a los despachos". Durante el fin de semana un millón largo de catalanes habían inundado Barcelona de rojigualdas. Y cuando llegó el lunes, mientras Puigdemont enviaba aquella foto, ya no se hallaba en España, pues había huido camino de Bruselas mucho antes de que la justicia emprendiese acción legal alguna contra él. Cuenta la leyenda que huyó en el maletero de un coche, aunque bién podría haber ido sentado o "reclinado" en el asiento trasero de un vehículo con cristales tintados mientras su chofer, al volante, evitaba los tramos conflictivos. En ambos casos, los primeros engañados fueron los propios compañeros de Puigdemont, como Artur Mas (dicen quienes le conocen que soltó uno de esos improperios que afectan a la familia) y Oriol Junqueras que, algo más consecuente con su condición de presunto golpista, afrontó las consecuencias de sus actos, que incluyeron la prisión preventiva gracias a que sus compañeros huidos demostraron ante el mundo que el riesgo de fuga era real. Otros engañados picaban el anzuelo, como Josep Rull que añadía una foto desde su despacho con el texto "En mi despacho, ejerciendo las responsabilidades que le ha encomendado el pueblo de Cataluña". Su foto sí era auténtica. Minutos más tarde Forcadell se presentaba asimismo en el Parlament. Tiempo después muchos reconocerían la desolación que sintieron al saber que Puigdemon y unos cuantos escogidos se habían largado sin decirles nada. Habían hecho el ridículo.
El resto de engañados, como es fácil suponer, fueron los centenares de ilusionados seguidores que se habían quedado de botellón en la Plaça de Sant Jaume la noche de la declaración de independencia, lanzando vivas a quien horas antes amenazaban con colgar (por Twitter) boca a bajo ante la perspectiva de que "enmendara" el golpe del 1 de octubre con unas elecciones democráticas. Muchos no lo admitirán, pero cuando se enteraron de la fuga debió quedárseles la misma cara que cuando Puigdemont declaró la independencia y la suspendió a los 8 segundos. El "malvado estado español" aún no se había movido, pero el amado líder ya estaba a dos paises de distancia. Menudo héroe.
Segundo engaño de la foto falsa: 2 de julio de 2019:
Lo dice el refrán. Si me engañas una vez, es culpa tuya. Si me engañas dos veces, es culpa mía. Y en Estrasburgo más de dosmil culpables pudieron dar fe de ello. Carles Puigdemont había convocado a todo el nacionalismo en Estrasburgo para la sexagesimocuarta jornada histórica del calendario gregoriano. Porque el expresident, aún huido y ahora acompañado del exconvicto por terrorismo y colaboración con ETA en el secuestro de Revilla, el superabogado Gonzalo Boye, se dedicaba ahora a urdir jugada maestra tras jugada maestra, todas tan sumamente geniales que triunfaban incluso al fracasar, pues tras cada ridículo teníamos ahí al abogado Boye explicando al incrédulo espectador (sobre todo de TV3) que el resultado era exactamente el que estaban buscando y que todo era parte de un sublime plan maestro que se desvelaría en su momento.
Por eso, cuando el dos de julio de 2019 se concentraron en un cruce de Estrasburgo más de dosmil nacionalistas (más de diezmil según la ANC, y seguro que medio millón según la Guardia Urbana de Colau, aunque allí no pintaba nada), Twitter comenzó a arder con la fotografía twiteada por Gonzalo Boye de una calle de Estrasburgo, acompañada del comentario: "Excelente clima en Estrasburgo. Sol y mucha gente". Los congregados debieron entrar en éxtasis, esperando esa gran jugada maestra que por fín iba a producirse. Mas tarde les llegó otro Tuit, esta vez de Boye desde su coche, ya en las calles de Estrasburgo, dando a entender, sin decirlo, que el "presidentlegítim" viajaba con él. Los congregados, que a buen seguro fantaseaban con persecuciones a lo Jason Bourne, recibieron el previsible jarro de agua fría cuando Boye les comunicó, con ese rostro de mármol de Carrara que solo Artur Mas ha logrado presentar, que Puigdemont "no iba a asistir" porque a lo mejor "le detenían".
La diferencia entre el primer engaño y este segundo la hacen los más de quinientos euros por barba (es un decir, lo de la barba) que ha tenido que "apoquinar" cada uno de los "oprimidos" que se ha desplazado a Estrasburgo en avión (en serio, es necesario ahorrar toda la vida para lograr ser un oprimido "com cal"). Los asistentes desplazados en autobús se gastaron algo menos, pero al menos han conocido una capital distinta de Barcelona y les queda el consuelo de suponer que posiblemente la mitad de su billete se ha pagado con los impuestos de todos los catalanes, incluidos los "botiflers".
Primer engaño del crowfunding imposible: 18 de noviembre de 2018
Volviendo a los aciagos tiempos en que Puigdemont homenajeó a su abuelo paterno emulando en un maletero la fuga pirenaica de aquél, la principal preocupación del fugado era la liquidez. El empresario "convencido" Jami Matamala acompañaba al huido pagando todos sus gastos, pero eso no podía prolongarse eternamente. La falta de dinero podía acabar rápidamente con sus espectativas y el lujoso palacete de Waterloo era un pozo sin fondo cuyo alquiler salía por unos 4000€ mensuales (jamás un autentico exiliado tuvo tanta liquidez) y cuyo gasto parecía muy difícil de justificar, por más que se le llamase pomposamente "la casa de la república". En consecuencia el 19 de febrero de 2018 Puigdemont creó la organización CATGlobal destinada a canalizar el dinero de las donaciones ciudadanas. Pero estas donaciones, inevitablemente, iban menguando. Por tanto en noviembre del mismo año Puigdemont inventó el "Consell para la república" (Un reciclado de la antigua propuesta del "Consell de la república"). Una sociedad opaca de cargos no electos que actuaría como gobierno paralelo, pero que no se pondría en marcha hasta contar con (atención) un millón de socios. Y cada socio tendría que pagar diez euros. De salir bién, diez millones de euros que llenarían las arcas del inquilino de Waterloo. El problema es que la gente no picó. O más exacto sería decir que picaron 60.000 personas, que es un fracaso rotundo, pero que no dejan de ser 600.000 euros que pagan gastos varios del palacete.
Segundo engaño del crowfunding imposible: 10 de mayo de 2019
Se acercaban las elecciones Europeas, y Puigdemont no dudó en Presentarse aunque ello significase renunciar a ser el "presidentlegitim" y aunque hubiera cuestionado la propia institución Europea en directo y por televisión. Al fin y al cabo lograr un escaño era viable y la codiciada inmunidad podría protegerle un tiempo de tener responder de sus actos. Además, el sueldo de eurodiputado solucionaría parte de sus problemas financieros, que Matamala tenía dinero pero cada vez le costaba más soltarlo. El consell de la república no servía para nada y animar a contribuir ya no daba más de sí. Así que este pasado mayo el expresident puso en marcha otro crowfunding. El objetivo esta vez era más modesto: solo pedía 250.000 euros para realizar, imprimir y enviar las papeletas electorales de su candidatura. Poco en comparación de los diez millones que pidió antes. Ninguno de sus fieles cuestionó que a dos semanas que faltaban de las elecciones las papeletas ya estaban diseñadas (con la vistosa foto del líder en lugar de logotipo alguno), probablemente impresas y muchas de ellas ya enviadas, amén de que tal hazaña se podía llevar a cabo por un importe mucho menor. Nada de eso importaba. Se pidió. Y la gente picó.
¿Y el próximo p'a cuando?
Los que sí han disfrutado de lo lindo han sido los internautas, especialmente los constitucionalistas (Y algunos indepes también. ¿Por qué no decirlo? Esto ya solo se lo toma a pecho Pilar Rahola). Los memes sobre las próximas "jugadas maestras" de Boye y Puigdemont se han sucedido sin solución de continuidad. Fotos como la de Estrasburgo usada por Boye (una de las primeras que encontrarás si buscas "Estrasburgo" en Google) han dado paso a fotos de la estación internacional con jocosos comentarios como "que buena noche se ha quedado aquí, en órbita".
En serio, para qué continuar. Podeis imaginar el resto. El tema da para mucho.