Aún está por ver si se trata de una performance o de una auténtica voz de alarma, pero el caso es que la Generalitat avisa que "ya no controla a los CDR", según una información difundida por elconfidencialdigital.com. Las recientes declaraciones de uno de los detenidos en las que confirma el plan de asaltar el parlament con la complicidad del propio Quim Torra y el llamado "CNI Catalán" ha hecho saltar las alarmas en la cúpula nacionalista. Las declaraciones del CDR interrogado (que fue presentado por Junqueras en los inicios de su andadura en Esquerra Republicana) han hecho a la Generalitat confirmar que temen que los CDR lleven a cabo sus amenazas de boicotear las elecciones generales del 10-N en Cataluña ocupando los colegios electorales y saboteando el dispositivo electoral. Por ello, y de forma preventiva, se desvinculan ahora de los Comandos que ellos mismos ayudaron a crear e impulsaron ("Todos somos CDR") hasta ayer mismo. Ahora, por lo que se ve, ni "sus CDR" son sus CDR, ni "los infiltrados" son infiltrados ni "la nostra policía" es su policía.
Lo cierto es que ninguna de las dos posibilidades es positiva para ellos, y menos aún para su imagen internacional. La defensa desde la élite política de unos comandos autónomos que ya nacieron radicalizados y su progresiva escalada violenta es algo que no puede ser entendido ni aquí ni al otro lado de los pirineos, y la endeble disculpa del Govern afirmando que "CDR no es lo mismo que Tsunami Democrátic" tampoco les ayuda, ya que el Govern sigue cerrando filas con "Tsunami Democrátic", la organización secreta que controla las manifestaciones nacionalistas y que está acusada de promover actos terroristas.
En suma, una llamada de auxilio que los CDR interpretarán como una "barra libre" para actuar a su antojo sin perjudicar la imagen del gobierno que los ha creado, aunque la pérdida de control del nacionalismo sobre sus comandos radicalizados pueda ser simplemente una estrategia para que actúen sin cortapisas (como el supuesto autosecuestro de Torra alegado por los CDR detenidos) o si se repite la fábula del Golem, en la que el monstruo creado escapa al control y desata su furia, lo que mostraría al mundo una imagen del nacionalismo catalán muy alejada de la que intentan vender.
Ande esta desesperada situación, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, recurre ahora al cuestionado conseller d'interior, Miquel Buch, para que movilice a los Mossos d'Esquadra para garantizar las votaciones.
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