Este pasado lunes los niños del colegio Font del Alba realizaban actividades para despedir el curso escolar. Una de ellas era dejar constancia en el álbum de la clase con un saludo, un dibujo.. Una niña de diez años dibujó una bandera y un "viva". Nada fuera de lugar. En las aulas catalanas es común que los profesores animen a los niños a dibujar banderas esteladas, vivas a Cataluña o lacitos de un único color. El problema con el que se encontró la profesora es que la niña de diez años había dibujado varias banderitas Españolas. Y el saludo que las acompañaba era "viva España".
La senyoreta Miriam, la profesora, apenas se detuvo a pensar. ¿Quién sabe qué emociones debieron recorrerla? ¿Indignación? ¿Rabia? ¿Tal vez miedo a que padres y profesores viesen ese símbolo prohibido, ensuciando de forma indeleble el anuario de su clase, y la culpasen a ella por no haber sido tan enérgica en el aula con los mensajes nacionalistas como lo era en su cuenta de facebook?
El caso es que la profesora, según declara la niña, empezó a gritar a su alumna, agarrándola por la camiseta y tirando de ella (supongamos que simplemente para apartarla del perjudicado anuario) con lo que la hizo caer al suelo y golpearse con fuerza la espalda. A parte de las contusiones y el dolor ("dorsolumbalgia" se describe en el parte de lesiones del hospital) la niña tiene una hernia inguinal que precisa intervención, con lo que la caida al suelo hubo de ser dolorosa de necesidad.
Podría considerarse un lamentable accidente producto de una reacción desafortunada si a continuación la maestra no hubiese agarrado a la niña por el cuello (según su declaración y la de sus padres en el hospital) y la hubiese expulsado de clase de esa indigna forma. Completan el parte de lesiones los dolores de torax y una probable lesión en el meñique de la mano derecha. Pese a todo y por fortuna, el hospital califica las lesiones como leves. Los padres de la niña, en cualquier caso, han anunciado que denucciarán la agresión de la profesora por vía penal, para lo que cuentan con el apoyo de la asociación constitucionalista S'ha Acabat!, tal y como informa Crónica Global.
A los diez años una niña tiene muchas formas de saludar al verano. Tal vez sea demasiado joven para hacerlo desde el patriotismo (cosa que sin suda ha copiado de los padres) y desde luego es demasiado joven para hacerlo desde el nacionalismo (que sin duda predica su profesora). Pero el caso es que esta niña ya ha aprendido la diferencia entre ambos. El patriotismo es orgullo por el pais en el que vives, y el nacionalismo también. Pero el nacionalismo requiere un enemigo, alguien a quien odiar.
Probablemente esta niña jamás hubiera sido independentista. Al fin y al cabo un niño no dibuja banderas de España si no lo ha visto hacer en su casa. Pero ahora ya es una certeza. Cada vez que esta niña vuelva a oir hablar del "mandato democrático", de la "gente de paz" o la "revolución de las sonrisas", probablemente recuerde las manos de la maestra en su cuello y la visita a la unidad de pediatría del Hospital de Terrassa. O tal vez, lo que la recorra como un escalofrío sea el recuerdo de los gritos exaltados y reprobatorios de la de la senyoreta Míriam.
Seguramente el independentismo ha perdido para su causa a una niña de diez años, y no es poca cosa.