Pedro Sánchez tiene un rostro descomunal. Un rostro de cemento, o de hormigón armado, por si alguien duda de su dureza. Porque que los políticos dicen una cosa en campaña y otra al gobernar es ya algo habitual, pero lo de nuestro eterno presidente en funciones supera todos los límites. Y mucha gente ha perdido la paciencia.
Nunca en la historia de la democracia española un presidente había roto todas sus promesas electorales antes de ser investido. Sanchez lo ha hecho, y es plenamente consciente de ello. El presidente en funciones que más tiempo ha ostentado tal condición minimiza su exposición en los medios, y cuando no tiene más remedio que comparecer no admite preguntas. Sus portavoces han de tragarse la vergüenza al "vender" a los medios argumentos contrarios a los que defendían hace unos días y los barones socialistas se revuelven incómodos en sus poltronas por miedo a protestar y perderlas. Los partidos minoritarios también callan y miran hacia otro lado mientras dan su SI a cambio de migajas de su propio país. Solo el ejemplo de Revilla, presidente regionalista de Cantabria y hasta hace poco uno de los mayores valedores de Sanchez, muestra algo de dignidad al retirarle su apoyo ante tales despropósitos.
Repasemos algunos de los más flagrantes giros de timón de Sánchez:
"No dormiré tranquilo con miembros de Podemos en el gobierno, y la mayoría de Españoles tampoco".
Es la frase con la que justificó las elecciones en las que no solo perdió poder, sino que redujo el bloque de la izquierda. El abrazo de Pedro y Pablo, como si acoger a la extrema izquierda en el seno del gobierno hubiera sido siempre el objetivo, fue una imagen para encabezar la definición de "hipocresía". ¿Ahora sí puedes dormir, Pedro?
"No puedo permitir que el gobierno de España dependa de los independentistas"
También con esta frase justificó la última repetición electoral. Pues bien, en el momento actual no solo el gobierno depende de los independentistas, sino que el partido socialista ha asumido todo el marco mental nacionalista, desde la "judicialización del conflicto político" hasta la "bilateralidad". Las concesiones a nacionalistas son fulgurantes y escandalosas, mientras las pensiones y los salarios han de esperar a que la poltrona esté asegurada.
"Pienso sacar una ley que ilegalice los referéndums ilegales"
Con esta frase Sánchez pretendía asegurar que la soberanía nacional no sería cuestionada, pero en cuestión de días ha cambiado el "digo" por el "Diego" y, haciendo malabarismos, ha pasado directamente a plantear un referéndum legal sobre lo que se debata en la mesa "bilateral" con quienes dieron el golpe de estado. ¿Los límites? "Medios legales y democráticos", reza el acuerdo. Ya no se hace ninguna mención a la constitución. Y aquí hemos de recordar que para los nacionalistas catalanes el referéndum ilegal y unilateral del 1 de octubre era democracia y los atentados en Barcelona de "Tsunami Democratic" también lo eran. Recordemos que para ellos unas leyes se cumplen y otras no. "Ya, pero Esquerra ha renunciado a la unilateralidad", que dijo Ábalos un día y desde Esquerra contestaron, minutos después "No. No hemos renunciado a nada".
A un político la hipocresía se le supone, tanto como a un torero el valor. Es imposible mantener un 100% de coherencia con las ideas propias cuando se arrastra toda una estructura de partido, cuando se quiere contentar a todo el mundo y cuando un gobernante se enfrenta a la realidad de pactos, pagos de favores y límites presupuestarios que conforman la arena política. Pero nadie en ningún partido político de España ha alcanzado las cotas de hipocresía en las que se mueve nuestro actual presidente en funciones.
Y debido a eso, estos próximos días previos a la investidura se preparan numerosas manifestaciones en las principales capitales de España contra las decisiones de un presidenciable que antes de ser investido ha dado un giro de 180 grados a las políticas por las que ha sido votado.
El 4 de enero en Madrid, Barcelona y Zaragoza, el 6 de Enero en Barcelona, y el 12 de enero nuevamente en Madrid, aunque posiblemente estas fechas se amplíen. Mucha gente indignada, (ya veremos cuantos, pues las fechas no son propicias para las manifestaciones) piensan decir a Pedro Sánchez, sin políticos de por medio, que "para esto no te hemos votado".