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Entrevista a Francisco Franco

José A. Ruiz 24/10/2018
El espíritu del dictador nos brinda sorprendentes reflexiones acerca de su relación con Cataluña.

Saludos a todos y bienvenidos a “Encuentros en la Tercera Frase”, el espacio de entrevistas abierto a cualquier invitado sea cual sea su condición, época o estado vital.  Contamos en esta ocasión con un personaje de otro siglo, de una época de conflicto y miedo, una época que muchos solo hemos conocido en blanco y negro.  Tenemos en nuestro estudio al espíritu de Francisco Franco, exdictador, excaudillo de España, exgeneralísimo de los ejércitos y que aunque falleció el milenio pasado está ahora de rabiosa actualidad gracias a TV3, la televisión independentista, que lleva meses intentando resucitarle, y al presidente del gobierno, pedro Sanchez, que se ha propuesto desenterrarlo.  Una figura, pues, controvertida y protagonista de algunos de los episodios más oscuros de nuestra historia.
- No es para tanto, hombre, no es para tanto.
- ¿No se considera usted un dictador?
- ¡Pues claro que sí!  Desde el momento en que mi voluntad vale más que la de todos los Españoles, desde luego que soy un dictador.
- ¿Y eso le parece bien?
- Claaro..  La democracia no es el paraíso que algunos intentan vender.  Hace falta un líder con visión para llevar a la patria a toda su gloria.
- ¿Y usted cree que llevó a España a la gloria?
- ¡No me dio tiempo!  La salud es algo en lo que uno no manda, y me morí antes de acabar mi obra, pero intenté dejarla encaminada.
- ¿Qué le parede a usted ahora que quieran trasladar sus restos fuera del Valle de los caidos?
- Ni me va ni me viene.  Son solo huesos y polvo.  Además, España entera me ha decepcionado.  Es un país que ya no tiene salvación.  Sus gobernantes se han rendido a la democracia y han dejado que tomen el control las mujeres, los comunistas, los desviados...  ¿Para esto querían la democracia?
- Entonces ¿Cree que lo de España tiene difícil arreglo?
- ¡A España que le den por culo!  La única esperanza que queda está en Cataluña!
- ¿En Cataluña, dice usted?
- ¡Pues claro!  España fué una vez aquél imperio en el que no se ponía el sol, ¡en constante y gloriosa expansión!  Lejos han quedado ya los ideales de unidad.  ¡Una sola lengua! ¡Una sola escuela! ¡Una sola nación!  Eso sí lo han entendido los líderes nacionalistas de Cataluña.
- Entonces aprueba usted la gestión Puigdemont…
- ¡Un cobarde!  Lo que hizo el señor del flequillo, eso de decirle a los suyos que el lunes a trabajar y luego salir corriendo… No haga usted que ensucie mi boca con el nombre de ese impresentable.
- Entonces usted se refiere a Quim Torra..
- Comparto muchas ideas con el señor Torra, pero ese no es el líder del que hablo.  El caudillo al que me refiero, capaz de sacrificarse por sus ideas y enfrentarse sin temblor a las hordas de los demócratas, ese es el "Jonqueras".
- ¿Oriol Junqueras?
- ¿Verdad que es majo?  Hasta nos parecemos un poco.  Bajitos los dos, algo entraditos en carnes...  Tenemos también un tono de voz agudo y suave, ¡y somos muy religiosos!  ¿Quién va a pensar mal de nosotros?
- Eso son coincidencias, señor dictador.
- ¡De coincidencias nada!  Fíese de los curas, que ellos siempre eligen el bando correcto.  Durante mi régimen los curas catalanes adornaban sus parroquias con mi foto y recibían mis visita en olor de multitudes.  Visite usted ahora las parroquias de los pequeños pueblos catalanes y verá la foto del nuevo caudillo.  Y le recibirán a él igual que a mí.
- Entonces, ¿Lo ve usted un hombre capaz?
- Lo veo un hombre que se viste por los piés.  Que si no le dan lo que quiere, amenaza con parar la economía de su tierra.  Y Jonqueras, cuando hace una amenaza, la cumple.  ¡Hala! ¡5000 empresas fuera de Cataluña!  Eso son cojones.  Yo nunca me atreví a tanto.  Claro que lo que no ha dicho es si es capaz de volver a poner la economía en marcha.  Pero en general compartimos el mismo noble de objetivo:  Un gran país con una lengua única, que extienda su gloria y amplíe su territorio.
- Los políticos independentistas dirían que están en las antípodas de usted.
- ¿En las antípodas?  Cuando fallecí, ¿A dónde crees que se pasaron la mayoría de los alcaldes franquistas de Cataluña? ¿A Alianza Popular?
- Supongo que si.  ¿No fue así?
- Solo diez alcaldes franquistas se pasaron a Alianza Popular. ¡Diez!  ¿Sabes cuantos se pasaron a Convergéncia?  ¡Casi cién!  Y alguno fué también al partido del amigo Jonqueras.  De ahí vienen los arquitectos del procés.  Ahí tienes a Santiago Vidal, a Marta Rovira, o al mismo Carlos Puigdemont, todos hijos o nietos de franquistas.  ¡Pregúntale a Luis Lagos!
- ¿Luis Lagos?
- El cantante ese.
- ¡Ah! Lluís Llach.
- Como se llame.  Él era de los Guerrilleros de Cristo Rey, un cuerpo parapolicial de los que si veía a un independentista le saludaba con "la estaca", fuera catalán o vasco.  ¡Qué majos eran! Aunque a veces se desmandaban e iban también a por mis amigos los curas.  Pero son travesuras..  En fin, luego cambió España por Cataluña, pero ese sentimiento de superioridad, que te hincha el pecho de orgullo por la patria querida y te inflama la noble sangre contra los descreidos y los enemigos de la tierra, ese el mismo sentimiento.
- Pues lo pintan a usted como su gran enemigo.  Ellos dicen que reclaman una república, un gobierno democrático, y que usted representa todo lo contrario.
- Como os han engañado, amigo mío...
- Yo no soy su amigo.
- Cuidado demócrata… si estuviera yo vivo no me hablaría usted así.. Bueno, el caso es que el nacionalismo catalán nunca se rebeló contra mí.  ¿Verdad?
- ¿Ah no?
- ¡Nunca! En 1873, se sublevaron contra la primera república española.  En 1931, contra la segunda república.  En 1934, otra vez contra la segunda república, y ahora en 2017 contra una monarquía parlamentaria.  Porque mayoría no han sido nunca, pero cabezones si.  Yo hice lo mismo que ellos en 1936, la diferencia es que yo triunfé, y las élites catalanas vivieron conmigo la mar de bién.  La democracia en España siempre ha sido el enemigo que nos ha unido a los nacionalistas.
- O sea que se considera usted nacionalista.
- Efectivamente.  Yo era Nacionalista Español.  Yo creía que los españoles éramos la nación elegida.  Un solo pueblo, superior por nuestra bravura, nobleza y espíritu de conquista.
- Observo que habla en pasado.
- Porque ya no pienso así.  Yo creo que los catalanes nos han superado.
- ¿Los catalanes han superado al régimen franquista?
- Es que son más inteligentes que nosotros.  A veces lo comento con mi amigo Adolf.  Ser nacionalista es muy duro, pero lo mas duro es parecerlo.  Yo se lo digo: "Adolf, si vas por ahí diciendo cosas como "los judios son ratas y hay que expulsarlos", pues la gente te etiqueta de mala persona, porque no te entiende..".
- Claro que no lo entienden..
- Es que si eres dictador y das un discurso de dictador, pues como que queda mal.  Por ejemplo.  Yo decía "Españoles: En la conquista de nuestra libertad como pueblo, nunca daremos un paso atrás.  Son traidores a la tierra los que no apoyan nuestra causa." ¿Cómo le suena eso?
- Eso suena a fascista de manual.
- ¡Exactamente!  Pero ahora imagine que le digo "Catalanes: En la conquista de nuestra libertad como pueblo, nunca daremos un paso atrás.. (pero siempre desde el diálogo).  Son traidores a la tierra los que no apoyan nuestra causa.. (democrática)." ¿Qué? ¿Cómo le suena ahora?
- Hombre, mucho mejor, dónde va a parar...
- Pues eso, que son mucho más listos que nosotros.  Y no tienen que preocuparse por que la masa enfervorizada se confunda con lo del diálogo y la democracia, porque ellos ya lo pillan y saben que lo que se les pide es que repartan leña y metan miedo.  Y claro, en Europa, cuando oyen a los nacionalistas decir "¡diálogo..! ¡democracia..!", pues se quedan parados y no saben reaccionar.  ¡Es una jugada maestra!  A nosotros nos calaron enseguida.  Adolf y yo lo tenemos claro.  Si pudiéramos volver lo haríamos como ellos.  Añadiríamos a nuestros discursos unas cuantas veces las palabras "diálogo" y "democrácia", y quedaríamos como santos.
- Pues bién, Generalísimo.  Ha sido de lo más instructivo, pero creo que se acaba nuestro tiempo.
- ¿Ya?  Se me ha hecho corto.  En fin, si ve al señor "Jonqueras", dele recuerdos de mi parte.
No creo que lo vea, recuerde que está en prisión...
¡Ay, es verdad! Disculpe, hombre.  Desde aquí le mando mucha fuerza, si me oye.. ¡Aunque menuda prisión!... ¿Ha visto esa piscina?  ¡Yo he inaugurado pantanos más pequeños!.
- Hombre, señor dictador.  Nadie está en prisión por gusto.
- Ya me imagino.., pero ya sabe usted lo que hacen los políticos con el presupuesto que les sobra.  Ellos dicen "Mira.  ¿En qué lo invertimos? ¿En escuelas o en prisiones? ¿A tí que te parece, hombre? ¿Tú vas a volver a la escuela? No.  Pues eso.  Y así acaba la cosa: Los niños en barracones y las cárceles con piscina olímpica.  Si es que este hombre es un crack.
- Ya nos hemos quedado sin tiempo.  Solo una despedida rápida, señor dictador.
- Claro que si, hombre. ¡Viva Cataluña libre y soberana!
- No fastidie, hombre.
- Claro que si: ¡Cataluña.. UNA!
- Oye, tio, corta esto..
- Cataluña, ¡GRANDE!
- Control.. ¿Cómo se corta esto?
- Cataluña ¡LIBRE!
- Pido disculpas a nuestros oyentes.  Nos vemos en próximos "encuentros en la tercera frase".  A ver si podemos terminar alguna entrevista dando las gracias.
- ¡A por ellos, Jonqueras!  ¡Que no quede ni un demócrata!
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